miércoles, 31 de diciembre de 2008

******* FANTASTICA NAVIDAD *******


Hola, antes que nada Feliz fin de año y mejor inicio de un 2009 lleno de sueños por realizar... Sin salirme del tema angular de este blog, quiero compartir contigo mi ultimo post del año; con un escrito que publique en mi revista Gente Positiva, y que refleja muchas cosas sobre estas fechas. Que mi Padre Dios te Bendiga como solo el sabe hacerlo... A MANOS LLENAS.

EN ENERO 2009 Seguiremos con la continuidad de este blog, ¡Éxito!

En la azotea de su casa estaba Martín, mirando como todas las ventanas de las casas que se alcanzaban a divisar estaban como vivas, estaban como felices propagando un mensaje de amor y paz en silencio, pero con gritos de colores saliendo de ellas, esas ventanas parecían estar alegres por estar vestidas de gala navideña, en el aire se respiraba ese frío de navidad, y en su corazón esa nostalgia que casi nunca se alcanza a explicar, pero que siempre lo llenaba en estas épocas.

- ¿Por qué me siendo como triste?, ¿por qué siempre que es navidad la nostalgia me llena y un sentimiento que duele en silencio invade mi corazón?... Se preguntaba Martín.

Todo el día en vísperas de noche buena le había rondado ese sentimiento, se había tirado en la cama de su recamara frente al televisor y los anuncios de miles de artículos navideños y sugerencias de regalos para esa fecha llenaban los comerciales, el radio y el periódico eran la misma cosa, en su casa todos hablaban de la cena, - ¿Cenaremos aquí o iremos con fulanito o zutanito?, ¿Si vamos a cenar aquí, que es lo que se va a preparar?, ¿Qué, cuantas botellas vamos a comprar?, No olviden lo que yo quiero de regalo...

Comentarios como ese había escuchado durante toda la semana, pero esta vez no estaba dispuesto a ignorar ese sentimiento, tenía que descubrir porque se sentía así en navidad, pasaban los minutos y la cena estaba próxima, como un autómata preparaba la ropa que usaría esa noche, y ayudaba en lo que se le pedía... – Limpia eso, levanta aquello, no olvides lo otro, escuchaba como murmullos lejanos, pero su mente seguía ocupada... Ya cerca de las 7 de la noche se fue a sentar cerca del árbol de navidad, apago las luces de la sala y se sentó en el suelo para mirar las series del árbol lleno de adornos, lleno de vida, y con ese hermoso nacimiento rodeando la maceta donde estaba sembrado, fue en ese momento cuando los recuerdos comenzaron a llegar...

Recordó a su abuelito y esa manía que tenia de llenar el árbol con escarchas de colores, con foquitos en forma de gota también de colores, con pelo de ángel, pero sobre todo con un nacimiento donde no faltaran Maria, José y el niño Jesús, rodeado por pastores, animales y los 3 reyes magos, con su espejito en forma de lago donde ponía pececitos, con el caminito tierra que le hacia a los reyes hacia el pesebre del redentor, con aquellas esferas redondas también coloridas, y con una gran estrella en la punta del pino navideño.

Así mismo, recordó que en aquella vecindad se acostumbraban pasear a los peregrinos y pedir posada, “Eeeen el nombre del cieeeelo, ooooos pido posada...”... “Aquiiiii no eeees mesooooon, sigaaaan adelaaaaanteeee...”.

Martín no pudo evitar sonreír, ya que siempre acostumbraban usar la velita para quemar el pelo de la niña de enfrente o reciclar el confeti para seguir aventándoselos unos a otros, era divertido, a pesar de que la economía en aquel entonces no permitía una cena como la de hoy en día, ni mucho menos los regalos que hoy podían darse el lujo de regalar. En aquel entonces los regalos a lo niños eran solo y solamente hasta el 6 de enero... ¡Huy! como recordaba que no podía dormir, y que los mayores siempre insistían “Si no te duermes los reyes no te van a dejar nada”, y él por más que trataba de cerrar los ojos, NADA... Hasta que sin saber como, caía dormido, pero solamente para despertar a grosera horas de la madrugada e ir al árbol y ver que regalos había en sus zapatos, y de ahí hasta que amaneciera, y así poder ir con primos y amigos a ver que tenían ellos de regalo y jugar todos juntos.

Martín recordaba que algunos niños de la vecindad no recibían regalos y el sentía esa punzadita y les compartía de lo que el había recibido y así se la pasaban todos lo mejor posible.

Los foquitos del árbol seguían titilando y Martín seguía navegando en sus recuerdos en busca de su respuesta, ¿Por qué siempre en navidad sentía esa nostalgia, porque esa tristeza?, otro recuerdo llego a su mente y fue en aquella navidad, cuando su papá lleno de elegancia, compro un árbol artificial de los que estaban de moda en aquel entonces (antes solo ponían natural), y por si fuera poco la puntada del papá, todavía compro esferas de diferentes tamaños, todas de color azul rey, y ni siquiera eran de esas quebradizas, sino que eran esferas de unicel forradas con una especia de pelo de ángel, y así su amado padre (por que a pesar de semejante barbaridad lo siguió amando), puso el árbol artificial con las esferas desde arriba hacía abajo, de las más pequeñas hasta las más grandes, no le puso escarcha y tampoco le puso nacimiento... Martín soltó la carcajada, ya que ese árbol nunca le había gustado para nada, ni a él, ni a sus hermanas, pero nunca le dijeron nada a su padre, sino hasta un cumpleaños reciente donde el papá se entero del aquel inconformismo callado de sus hijos, y, la cara de sorpresa que puso era como para concurso... Y su única defensa ante las risa generales fue... “Nunca me dijeron nada”, jajajajajaja.... que cómico fue aquello...

Esa risa, esos momentos felices, esa sensación, algo le estaba despertando en su interior, Martín estaba llegando a sus respuestas... Y como ya sabia, su nostalgia no era provocada por la antigua escasez económica, y por no tener lo que casi todos tenían, no era por no poder regalar antaño cosas a sus seres queridos, no era por eso, pues ya había logrado su sueño de regalar un presente a todos sus seres queridos, ya había disfrutado de poder llenar la mesa con banquetes navideños... Su nostalgia no había sido por las cosas materiales, su nostalgia seguía allí, pero estaba a punto de descubrir el porque...

Estaba en esas, cuando más por impulso que por deseo, tomo la figura del niño Jesús y la acurruco en su regazo como queriendo protegerlo del frío, se enconcho abrazando sus piernas y un llanto incontrolable se apodero de él... una lluvia de imágenes pasaban como una película rápida en su mente, imágenes de amigos, de familiares, de las veces en que se había equivocado dañando a otras personas, ocasiones en que él había sido el lastimado, el cielo azul visto desde un avión, el color del mar del caribe, la torre Eiffel, el nacimiento de su hija, su compromiso de amor en aquellas viejas minas, su abuelito arreglando sombreros, su abuelita leyendo una taza de café, sus aventuras en patineta, los exámenes de la escuela, los tantos abrazos compartidos, las tantas veces de arrepentimiento, los perdones no pedidos, los perdones no otorgados, los amigos perdidos en la vorágine del tiempo, los sueños sepultados bajo un montón de temores, sus peleas personales con Dios, su elefantito azul, el maldito cáncer que se llevo a su mejor amigo, los tantos momentos de soledad por no saber ser un amigo complaciente y ser tan exigente con sus seres queridos... LO SABIA, Martín sabía porque se sentía triste en Navidad... La respuesta había llegado como una epifanía a iluminar su corazón.

La cena llego, como siempre se reunió la familia, había ausencias también como siempre, (pues no se puede estar físicamente en todos lados), la cena se llevo a cabo, el brindis se celebro y cuando llego el turno a Martín este se levando y dijo así:

“Yo brindo, su labio tembló, sus cejas se fruncieron, trago saliva para controlar la emoción y continuo, brindo no por dejar de tener miedo, brindo por tener el valor de reconocer que estoy lleno de miedo, brindo por que al saber que tengo en mi corazón muchos miedos, tenga la osadía de perdonar a todos aquellos que me han lastimado y a la vez para tener el coraje de pedir perdón a quienes yo he lastimado... Brindo por todos eso amigos que he ido perdiendo en la ruta de la vida y a quienes extraño con todo mi corazón, brindo por todos ellos a quienes quisiera poder abrazar en este momento, brindo por quienes se nos adelantaron en el camino y con quienes quizá no pudimos quedar en paz por la premura del correr del tiempo, brindo por los niños que están naciendo, por que no se dejen dominar por los miedos y tengan siempre el valor que a muchos nos falta para decir TE QUIERO, brindo por todas esas personas que siendo tan sensibles se ocultan tras su escudo de mal humor y resentimiento, brindo por que el ser humano deje de ser tan rudo consigo mismo y se de cuenta de que la vida es un juego que Dios nos regalo para disfrutarlo y no para sufrirlo, brindo por que en este preciso momento alguien esta queriendo abrazar y reconciliarse con alguien pero el orgullo se lo esta impidiendo, brindo por que esta navidad se disuelvan las rencillas y todo sea borrón y cuenta nueva en la historia de la vida...
(Martín hablaba lleno de emoción, se había dado cuenta que la nostalgia y tristeza que sentía, se debía a tanta ausencia, a tanto temor, a tanto amor desperdiciado, a tanta falta de valor para ir en busca de la mano del amigo que un día se nos extravió).

Brindo por que cada persona se pueda perdonar a sí misma y se de la oportunidad de seguir viviendo, Brindo por que en la navidad el mejor regalo sea el amor, EL AMOR que nace esta noche y que debe fortalecerse durante todo el año.

Brindo por que el ser humano se de el tiempo de conocer al extraño, antes de cerrarle las puertas y negarle una mano, brindo por que... por que... (La voz de Martín se quebró por completo), Brindo por que tengo mucho miedo, tengo mucho miedo de haber desperdiciado tanto tiempo... tanto... QUE NO PUEDA DECIRLES A TODOS, A TODOS, MUCHAS GRACIAS Y CUANTO LES AMO...

El silencio lleno la estancia, todos se quedaron pensando en lo que Martín había dicho, todos reconocían en su interior que si, que era verdad, todos y cada uno sentían esa nostalgia en la época de navidad, pero simplemente la ignoraban y se dejaban llevar... Pero de una u otra manera esa nostalgia se debía a las ausencias, a la perdida de amigos más por tonterías que por la mano de la madre muerte, esa nostalgia era por la inocencia perdida, por haber dejado de creer en la magia de los milagros navideños, por no ser capaces de ilusionarse con los reyes magos como se ilusiona un niño, Esa nostalgia era la que sentía el niño interior que todos tenemos y que quiere salir para envolver nuestra existencia con la magia de la inocencia y las ganas de ser felices simplemente porque sí, con esa pureza infantil que tienen los niños y por la cual sus peleas nunca duran mas de 5 minutos, con esa inocencia con la cual todo problema se soluciona con una sonrisa y un gesto de nariz arrugada, con esa capacidad de sorprenderte... (que no nos hagamos tontos) todos tenemos, pero que hemos aprendido a ocultar por el ¿qué dirán?... por el que dirán los demás y nosotros mismos... Y esa nostalgia no se ira, hasta que cada uno de nosotros aprenda... Y sobre todo se atreva, a volver a ser siempre Feliz.

Llegaron los abrazos, sonaron las campanadas, y una a una las uvas fueron comidas al compás de los deseos... los 12 deseos.

Martín ya no sentía esa nostalgia, se había permitido reconocer que tenia miedo, que extrañaba a mucha gente, que pedía perdón, que daba perdón y sobre todo que amaba a todos los que tenia a su alrededor y en su corazón, había reconocido al fin que tenia miedo de saberse imperfecto, miedo de aceptar que necesitaba sentirse amado y aceptado, miedo de no ser lo que los demás esperaban de él, pero había comprendido que si se dejaba dominar por el amor, seguiría siendo imperfecto, seguiría sin satisfacer a todo mundo, seguiría cometiendo errores, pero sabia que con amor, todo seria más real y sobre todo seria mucho mejor... sabia que con amor podía volver a creer en la magia, en los milagros, en la fantasía, en los sueños... Martín comenzó a comer su uvas y sus deseos fueron así:

Uva 1.- Pido por ti que lees esto, porque te des la oportunidad de reconocer tus miedos y la gran cantidad de amor acumulado que hay en tu corazón.
Uva 2.- Pido por que te atrevas a pedirle perdón a esa persona que tanto quieres y a la cual extrañas... (te aseguro que ella también te extraña... solo que también tiene miedo de ser rechazada por ti).
Uva 3.- Pido por que aceptando tu miedo, te llenes de valor para decirle te amo a ese alguien (o “alguienes”), antes de que se nos adelante en el camino del creador.
Uva 4.- Pido por que cada día cuentes las bendiciones que tienes... y estés verdaderamente agradecido por ellas... (es uno de los grandes secretos de la felicidad).
Uva 5.- Pido por que estando agradecido de tus bendiciones NUNCA dejes de soñar y siempre tengas el valor de luchar por lo que sueñas. (pues cada sueño realizado hace al mundo un lugar mejor).
Uva 6.- Pido a Dios la fuerza necesaria para seguir viviendo mi SUEÑO y poder realmente dejar un mundo mejor del que yo encontré cuando nací.
Uva 7.- Pido por que los padres se preparen para ser eso... Padres (o sea amor en acción)... y así cada niño, antes de saber de clases sociales, intelectuales, políticas o raciales, sepan más de amor y sean así especialistas en la materia. ¿Se oye cursi?... Imagina a los niños de hoy cultivando un corazón lleno de amor... ¿crees que mañana habría guerras, asesinatos, violaciones?... Enseñemos a los niños el sentido del amor.
Uva 8.- Pido por que arreglemos nuestros problemas con nuestros semejantes, como lo haría cualquier niño... sacando la lengua, con una patada en la espinilla... Y nunca más como los “grandes”, con bombas, demandas, guerras.
Uva 9.- Pido por que liberes a tu niño interior y le dejes carcajearse en el cine cuando la película es muy graciosa (en vez de reprimir tu risa), que te ilusiones con los cuentos de magia (en vez de poner cara de fastidio y decirte a ti mismo que esas cosas no existen), que te permitas reírte de ti mismo y no tomarte tan en serio nada, ni la muerte, ni la economía, ni los problemas, ni a ti mismo... ¿Sabia que a un niño esas cosas le tienen sin cuidado?... Somos los grandes los que se las hemos enseñado.
Uva 10.-11.- 12.- (esos deseos los pediré en silencio, pues como todo niño también deseos algunas cositas para mi ;-) ).

Pero lo que más deseo, es que esta Navidad tu vida tome un sentido más hermoso...
QUE TENGAS UNA FANTÁSTICA NAVIDAD.

Atte: José Luis Loayza Escamilla

(Dedico este Escrito a mi gran amigo “Carnal” Martín León G.)


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Atte: José Luis Loayza Escamilla.